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Durante toda nuestra vida hemos estado aprendiendo hábitos de higiene que pueden no ser las mejores opciones para nuestra salud.
Tener buenos hábitos de higiene es fundamental para cuidar y mantener nuestra salud. Dado que estos hábitos desempeñan un papel crucial en la prevención de la propagación de enfermedades y el mantenimiento del bienestar general, es importante no solo desarrollar hábitos de higiene personal sino también promover la salud pública para garantizar un entorno sanitario y saludable, como garantizar el acceso al agua potable y al saneamiento.
Desde el cuidado de la piel y el cuerpo hasta la higiene bucal y la desinfección de los alimentos que consumimos, todos estos hábitos ayudan a reducir la propagación de gérmenes y prevenir enfermedades como resfriados, infecciones gastrointestinales, enfermedades respiratorias e infecciones de la piel.
Además, mantener una buena salud individual y pública puede mejorar significativamente la salud mental y la calidad de vida general a largo plazo.
Más allá de las disposiciones sociales para el mantenimiento de la salud colectiva, cuando se trata de nuestra higiene individual, existen algunos conceptos erróneos que se han difundido por el sentido común o tienen raíces culturales, que no siempre son las opciones más saludables para nuestro cuerpo.
A medida que se desarrollan las investigaciones sobre salud, podemos desmitificar muchos hábitos que creíamos saludables pero que en realidad no lo son. Sigue leyendo para obtener más información sobre los hábitos de higiene que creías saludables pero que no lo son, y cuáles son los mejores hábitos para tu higiene.
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Tomar duchas largas y calientes
Muy recomendables para cuando nos sentimos estresados, tensos o cansados, las duchas largas y calientes no son la mejor opción para nuestras rutinas de higiene diaria.
La exposición prolongada al agua caliente puede despojar a la piel de sus aceites naturales, que actúan como barrera para protegerla y retener la humedad.
Por esta misma razón, las duchas calientes tampoco son saludables para la salud del cuero cabelludo y del cabello. Si habitualmente tomas duchas largas y calientes, es posible que notes que tu piel se reseca o se irrita después, o incluso que hayas notado caspa. Estos son signos de que estás dañando tu barrera cutánea.
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Sin embargo, ducharse ocasionalmente con agua caliente no es perjudicial para la piel, siempre y cuando no se haga con frecuencia. En su lugar, opte por duchas más frías o asegúrese de tomar duchas rápidas cuando elija agua caliente. Además, siempre hidrate su piel después.
Exfoliar demasiado
La exfoliación es un paso importante en el cuidado de la piel porque ayuda a eliminar las células muertas, destapar los poros y prevenir la piel grasa y el acné. A largo plazo, puede mejorar la tez de la piel, incluso ayudando a reducir la aparición de arrugas y líneas de expresión.
Sin embargo, si se realiza con demasiada frecuencia, la exfoliación puede ser perjudicial para la piel. Si bien es importante prevenir la propagación de gérmenes, algunos de nuestros aceites y bacterias naturales en realidad desempeñan un papel en el equilibrio y el mantenimiento de la salud de nuestra piel.
La exfoliación excesiva o el uso de exfoliantes agresivos pueden dañar la barrera natural de la piel, encargada de protegerla de los irritantes externos y retener la humedad. Paradójicamente, esto puede provocar un aumento de la producción de grasa, ya que la piel intenta compensar la pérdida de aceites naturales, lo que la hace más propensa al acné.
Además, tu piel se volverá más sensible a otros productos y a la exposición al sol.
Secadores de aire
Los secadores de aire se han vuelto más comunes y se consideran ecológicos, especialmente desde la pandemia de COVID-19, cuando se nos recomendó no tocar superficies para evitar la propagación de enfermedades.
Sin embargo, una investigación de la Clínica Mayo ha aportado nueva información sobre la mejor opción para secarnos las manos. Los secadores de aire eléctricos no eliminan eficazmente las bacterias que pueden quedar en nuestras manos después del lavado e incluso pueden esparcirlas.
Por otro lado, el uso de toallas de papel para secarnos las manos actúa como un exfoliante suave, como hemos visto anteriormente. Esto ayuda a eliminar las células muertas de la piel y promueve una limpieza más profunda de nuestra piel.
Afeitarse con demasiada frecuencia
Nuestro vello corporal existe por una razón, al igual que todo lo demás en nuestro cuerpo tiene un propósito. Aunque culturalmente se nos aliente o incluso presione para que nos afeitemos y mantengamos la piel libre de vello, esto no es necesariamente un hábito de higiene sino más bien una práctica estética.
El afeitado frecuente puede irritar la piel, lo que provoca inflamación y aumento de la sensibilidad cutánea. Además, afeitarse con demasiada frecuencia puede provocar el desarrollo de foliculitis, que es un vello encarnado que puede provocar protuberancias e incluso infecciones.
Además, afeitarse repetidamente la misma zona sin permitir que la piel se sane completamente entre afeitadas puede crear un ambiente propicio para el desarrollo de bacterias.
Recuerda que no hay ningún problema con tener vello corporal, ya que nos ayuda a protegernos de la radiación ultravioleta, favorece la regulación de la temperatura y desempeña un papel en las funciones inmunológicas. Al afeitarte, exfolia siempre tu piel y lávala con agua tibia primero para abrir los poros y facilitar la eliminación segura del vello.
Rociar fragancia en la ropa interior
Otro concepto social que puede resultar perjudicial para nuestra salud es la creencia de que nuestros genitales deben tener un olor fragante y floral. Si bien es fundamental mantener una higiene adecuada y consultar a un especialista en atención médica si se observan secreciones u olores inusuales, estos cambios a veces pueden indicar problemas de salud subyacentes.
Nuestras zonas íntimas tienen su propio equilibrio de pH, que es necesario preservar. La introducción de productos químicos puede alterar este equilibrio natural del pH y provocar problemas más graves, como infecciones por hongos, alergias e infecciones del tracto urinario. Por lo tanto, es mejor evitar aplicar perfumes u otros productos químicos en los genitales.
En lugar de eso, confía en los jabones neutros de glicerina y el agua para hacer el trabajo. Lava suavemente tus zonas íntimas cada vez que te duches. Los controles regulares con tu ginecólogo o urólogo pueden brindarte tranquilidad y no deberías tener que preocuparte por mantener un aroma floral en tu zona genital.
Uso de cepillos de fregado ásperos
Al igual que la exfoliación excesiva, los cepillos de fregar agresivos pueden dañar la piel. No se recomiendan estos productos porque pueden causar irritación, sensibilidad y dañar la barrera protectora de la piel.
En su lugar, opta por cepillos suaves para fregar y presta atención a la frecuencia de tus exfoliaciones. Escuchar a tu cuerpo siempre es importante, así que presta atención a cómo responde tu piel a tu rutina de exfoliación. Si se vuelve demasiado seca, sensible o dolorosa de alguna manera, haz los ajustes necesarios.
Además, asegúrate de hidratar tu piel y mantenerte hidratada para favorecer su regeneración.
Lavarse el cabello con demasiada frecuencia
Al igual que las duchas largas y calientes, lavarse el cabello todos los días puede despojar al cuero cabelludo y al cabello de sus aceites naturales, lo que provoca sequedad, sensibilidad y daño en la piel. El cabello también puede volverse más susceptible a romperse y el frizz puede aumentar.
Incluso si tienes el cabello graso, es importante dejar que sus aceites naturales se asienten durante uno o dos días. La frecuencia óptima para lavarse el cabello varía de persona a persona, por lo que debes experimentar para encontrar lo que funcione mejor para ti. Sin embargo, si tu cabello todavía se siente limpio y luce saludable, no es necesario lavarlo todos los días.
Baños de burbujas
Como hemos visto antes, aplicar productos perfumados y químicos en los genitales puede ser perjudicial, y un baño de burbujas esencialmente sumerge el cuerpo en un producto altamente perfumado.
Los ingredientes de estos productos pueden alterar el equilibrio natural del pH de los genitales, en particular de la vagina, ya que estos órganos están más expuestos a los productos. Los baños de burbujas pueden provocar un desequilibrio en el pH natural, lo que puede provocar infecciones, sequedad y alergias.
Si es posible, busque baños de burbujas que no contengan productos químicos ni perfumes agresivos y opte por productos neutros o específicos para pieles sensibles.
Limpieza dental inmediatamente después de una comida.
Al igual que otras partes de nuestro cuerpo, nuestra boca tiene un pH específico que contribuye a nuestra salud general.
Ciertos alimentos, especialmente los ácidos, pueden ablandar temporalmente el esmalte dental, por lo que es recomendable esperar al menos 30 minutos antes de cepillarse los dientes después de una comida. Esto permite que la saliva neutralice naturalmente el ácido y remineralice los dientes.
Sin embargo, es importante no esperar demasiado ni saltear el cepillado por completo, ya que hacerlo después de las comidas es necesario para eliminar restos de comida y bacterias que pueden provocar caries y otros problemas de salud bucal.
Desinfectante de manos
Los desinfectantes para manos se han convertido en un accesorio casi cotidiano desde la pandemia. Los usamos al salir de espacios públicos o al tocar cualquier cosa, higienizándonos inmediatamente las manos.
Sin embargo, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) explica que el triclosán, un ingrediente común en los desinfectantes para manos, no reemplaza al jabón y puede ser potencialmente peligroso para nuestra salud. Este compuesto químico sintético tiene propiedades antimicrobianas, pero recientemente ha habido preocupación por sus impactos ambientales y en la salud.
La FDA ha decidido prohibir o restringir el uso del triclosán en varios productos, ya que, paradójicamente, puede contribuir a la resistencia a los antibióticos y a la contaminación ambiental. Por lo tanto, al elegir un desinfectante para manos, revise cuidadosamente la lista de ingredientes y busque opciones que incluyan jabón, glicerina e ingredientes similares.